martes, 29 de septiembre de 2009

LA GENERACIÓN “N”

Entendemos que las acepciones otorgadas al término “generación”, son disímiles, más aún cuando se pretende señalar el lapso de pertenencia de alguna en particular. Ortega y Gasset prefería la fracción de tiempo de 15 años aproximadamente. Los nacidos en esa fracción de tiempo, pertenecerían a una misma generación. Sin embargo, cuando ya manifiestan las características particulares de su coetaneidad, se habla en términos de una década. Así hablamos de la generación del 60, del 70, del 80, del 90, etc. Cada generación en particular, expresa similitudes en el pensamiento, en las actitudes, en las aspiraciones, en fin. Por ejemplo, a los nacidos entre 1980 y 1994, aproximadamente, se les llama la Generación “N”. (Villaseñor Gómez) o también Generación “Y” (Gonzáles C.) o simplemente Generación del Milenio. Ellos y ellas son la generación del 2000 (de la primera década del siglo XXI). Esta generación, según Villaseñor, “se identifica plenamente con las nuevas tecnologías (la computadora, la telefonía celular, internet, etc.)”; además, es una generación que “tiende a ser independiente (y que) cuestiona la autoridad”. Será por ello que les fastidia pedir permiso y que les impongan normas de conducta. Y lo podemos constatar observando a nuestros adolescentes. Ellos y ellas conforman la Generación N (de “net”). Rebeldes sin causa, propensos a la violencia y al rechazo abierto a la escuela y a todo tipo de formalidad. En ellos y ellas, está más marcada esa actitud de dar la espalda a la coyuntura y de rechazar abiertamente toda actividad político-partidaria. No creen en nadie y sus aspiraciones son, a nuestro entender, “triviales”. Otro estudioso, Julio A. Fonseca, señala que ella “se distingue por una actitud desafiante y retadora... lo cuestionan todo, no quieren leer y sus destrezas de escrituras son pésimas”. Evidentemente, todo concuerda con nuestros muchachos y muchachas de hoy en día. Desapego a la lectura, a todo aprendizaje formal, me atrevería a insinuar. Asimismo, Fonseca, nos revela una característica de esta generación que nos preocuparía a todos: “Los ideales no son importantes”. Efectivamente, los últimos sucesos que involucran a nuestros adolescentes, así lo confirman. Dedican la mayor parte de su tiempo a la Internet. El chat es el deporte favorito, los mensajes de texto, los videojuegos y videofonos; el entablar relaciones de tipo sentimental o amical, superando todas las fronteras y distancias, con desconocidos, les fascina y los divierte sobremanera. No miden los costos que luego asumirán. El riesgo, la audacia, el atrevimiento y los desafíos; los atrae. Compiten entre ellos y ellas, quién es más audaz, quién es más atrevido, quién tiene su directorio de contactos electrónicos más numeroso, etc. Sin duda alguna, para evitar situaciones comprometedoras y peligrosas y otras tragedias que los convierta en víctimas de psicópatas y sociópatas de todo calibre, no hace falta prohibirles el uso de las tecnologías. Nuestra época es sofisticada. La tecnología es parte de nuestras vidas, y ofrece —a quién lo busque— un mundo muy distinto. La generación “N” busca un mundo distinto. Quizá, sólo necesita orientación. La responsabilidad es enorme y es compartida: Padres y madres de familia, docentes, autoridades y gobernantes, la prensa, líderes de opinión pública y todo personaje “significante”. Ellos y ellas, la generación N, señalan el aburrimiento que les produce la escuela, el desencanto de la política y las actitudes reprochables y negativas de las autoridades y gobernantes, sin distinción alguna. La generación N coloca en un mismo costal a los adultos. Para ellos y ellas, los adultos conforman ese mundo autoritario, hipócrita y mentiroso, canalla y estúpido, que no los comprende ni los entiende. Es un mundo que sólo da órdenes, y que jamás predica con el ejemplo. Un mundo contra el cual se debe luchar, diariamente.

lunes, 28 de septiembre de 2009

ORIENTACIÓN, TUTORÍA Y APRENDIZAJE

El Nuevo Enfoque Pedagógico centrado en el aprendizaje —por lo tanto, centrado en el aprendiz a quién considera el centro del proceso educativo—, y no mas en la enseñanza (enfoque tradicional), no sólo sugiere nuevas metodologías y técnicas para facilitar la nueva información y la construcción de nuevos conocimientos, sino, demanda por parte de quién ejerza el papel de facilitador, nuevas habilidades sociales que permitan generar y mantener una relación aprendiz-facilitador, promotora del aprendizaje y del desarrollo humano. No sólo desarrollar inteligencias y destrezas, sino, formar personas. Seres humanos capaces de tomar decisiones a iniciativa propia o de grupo, capaces de decir “no” aun cuando los demás se opongan, capaces de “desaprender” y crear e innovar conocimientos, procedimientos y relaciones. El nuevo enfoque se ha trazado un enorme desafío: Promover el desarrollo del pensamiento individual en el aprendiz, con un solo y único objetivo: Construir una sociedad donde la tolerancia mutua y el respeto por las diferencias sean los pilares de una convivencia pacifica; y donde la democracia se conciba no sólo como una práctica convivencial donde prime el respeto por la voluntad de las mayorías, sino también, de las minorías, incluso, la de un individuo. Desafío enorme y nada fácil. Lograr que el individuo en calidad de aprendiz, sea capaz de ir en contra de sus costumbres, tradiciones, creencias y valores y los sustituya por otros. Se trata de atacar y vencer la rigidez de todo pensamiento individual basado en la costumbre, y flexibilizarlo; indiscutiblemente, con el permiso del propio individuo. En ese contexto aparece la Orientación y Tutoría como una necesidad del propio Nuevo Enfoque. Es necesario conocer íntegramente a ese aprendiz. ¿Quién es? ¿De dónde viene? ¿Quiénes son sus ancestros? ¿Qué piensa del pasado, del presente y del futuro? ¿Qué quiere? ¿Qué es capaz de hacer? ¿Qué no puede hacer? Solo así será posible seleccionar las temáticas, ambientes e instrumentos, horarios, métodos y técnicas pedagógicas, materiales educativos y lenguaje más apropiados para llegar a él, estimularlo y conseguir de su parte la indispensable predisposición para recibir, digerir, y asimilar la nueva información que se le proporciona. Ahí el primer desafío de todo facilitador: De primera necesidad, conocer al aprendiz en su integridad. Más allá de sus debilidades y fortalezas, hace falta conocer, entender e interpretar sus sueños y expectativas, esperanzas y deseos de “hacer” o de “no hacer”, de “escuchar” o de “no escuchar”. Aquí se enmarca la función de la Orientación y Tutoría como un servicio que el sistema educativo, por medio de un facilitador, brinda al aprendiz. Permanentemente, bajo condiciones de calidad y observando los principios de honestidad, puntualidad, coherencia, responsabilidad, buen trato y calor humano. No más juzgar al aprendiz bajo ningún pretexto ni situación. No imponerle valores, paradigmas, hábitos; ni mucho menos, creencias. No más tratarlo como un deposito al que hay que llenar con “buenos” conocimientos y hábitos de convivencia, obviando su idiosincrasia. Respeto absoluto a su individualidad, naturaleza y perfil sociológico. Es en este sentido que me atrevo a señalar como requisito mínimo de todo Orientador y Tutor: No olvidar que jamás en la vida dejamos de ser aprendices. Admitirlo, nuestro primer gran desafío.

lunes, 21 de septiembre de 2009

DE TAL PUÑO, TAL LIBRO

Tres décadas después de iniciadas las acciones armadas, que constituyeron “el episodio de violencia más intenso, más extenso y más prolongado de toda la historia de la República” (conclusión de la CVR), y 17 años después de su captura; sin ningún arrepentimiento expreso y con el puño en alto, Abimael Guzmán ha presentado su texto que ha generado controversias en la comunidad política y literaria del país, y quizás del mundo, en horas de la noche del día viernes 11 del presente mes, en el hotel Riviera, ubicado en el centro histórico y tradicional de la ciudad de Lima. “No es para tenerle miedo” opinó el “senderólogo” y ex miembro de la CVR, Carlos Tapia, porque sería como aceptar que su ideología es más poderosa que la ideología de la democracia. Pero Aurelio Pastor dio un paso adelantado, anunciando que la Procuraduría antiterrorista, ha denunciado ante el Ministerio Público, a los implicados en el delito de apología cometidos en la presentación del cuestionado libro. El abogado de Abimael, Alfredo Crespo, uno de los implicados, estuvo condenado y purgó prisión por 12 años por el delito de terrorismo (fue liberado el 14 de mayo del 2005 bajo la modalidad de comparecencia, acogiéndose a los Beneficios penitenciarios del D.L. 927, del 20 de febrero del 2003). Fue también presidente de la Asociación de Abogados Democráticos, considerado en su momento, el brazo legal de Socorro Popular, uno de los “organismos generados” de Sendero, jefaturado por Martha Huatay, aún en prisión hasta el 16 de octubre del año 2017. Para Aurelio Pastor, las palabras del abogado Alfredo Crespo en la presentación del libro, fueron “un llamado a futuras acciones armadas de terrorismo en el Perú”, también dijo que “es una exaltación a todo el proceso terrorista en el país”; pero Crespo ha respondido que no ha cometido apología porque no ha incitado “a la comisión o a realizar un hecho delictivo calificado como terrorismo”. Puede haber elogio, pero no apología, aclaró, y agregó que su patrocinado es un comunista fiel a sus ideas, pero “no es un terrorista”. Y sobre las cosas que se dicen en “De puño y letra” de Abimael Guzmán, señala que “es su versión, es su manera de ver las cosas”, aclaró en una entrevista televisada; así como otros tienen su versión de las cosas, de la historia del Perú, Abimael y sus camaradas, tienen la suya. Así como la CVR tiene su versión de la verdad, “que no es dueña de la verdad” dijo Crespo, los condenados por terrorismo, tienen la suya. El decano del Colegio de Abogados de Lima, también concuerda con la tipificación de “apología”, según el artículo 316º del Código Penal, que explica la existencia del delito cuando una persona “hace la apología de un delito o de la persona que haya sido condenada como su autor o partícipe”. En ese sentido, la apología no se ha cometido, han señalado algunos especialistas e interesados en el tema, con la publicación del libro, sino, en el acto de presentación del mismo. El apologista, en todo caso, es el abogado Alfredo Crespo, principalmente, porque ha ensalzado la figura de Abimael Guzmán Reynoso, sentenciado a cadena perpetua “por la comisión del delito de Terrorismo en su modalidad de Terrorismo Agravado en agravio del Estado”, el 13 de octubre del 2006, tres años y medio después que la Sala Penal Nacional declarara la nulidad de todo lo actuado en el Fuero Militar por el delito de traición a la patria. Felipe Osterling, ex Senador de la República, abogado y líder del Partido Popular Cristiano, declaró que es “un hecho absolutamente censurable” que Abimael haya escrito y publicado un libro, desde la prisión, siendo un “asesino y genocida”, y sugirió que esto debe ser cortado radicalmente. Luis Giampietri, primer Vice-Presidente de la República, también aseveró que Sendero fue derrotado en el campo militar, pero no en el político; y es en este campo que la guerra sigue avanzando. En tanto, el titular el Poder Judicial, Villa Stein, dijo que ninguna norma le prohíbe a Abimael, publicar un libro. Jorge Del Castillo, sostuvo que es un “libro basura” pero que “pretende lavar la cabeza a la juventud”; mientras que Mauricio Mulder, su colega de bancada, afirma que “un libro no le hace daño a nadie”. Sorpresa e indignación ha generado esta publicación, de la que se sospecha, podría generar una especie de estímulo y promoción hacia actividades delictivas e insurgentes —que mejor las entendemos, cuando las denominamos “terrorismo”—, en las jóvenes generaciones de ahora. Porque a los jóvenes apunta todo proyecto violentista, nos ha dejado entrever la CVR, en su informe final. Por ello, su llamado a todo el país, para “impulsar las reformas institucionales necesarias para que proyectos terroristas y totalitarios no encuentren nunca más eco alguno entre los jóvenes”. Pero hasta la fecha, se han publicado diversos textos. “En el banquillo, ¿terrorista o rebelde?” (agosto, 2007), que escribió Víctor Polay Campos, desde la prisión, el mismo que fue prologado por Armando Villanueva del Campo y presentado en el hotel Bolívar de Lima. De igual manera, desde la prisión, el ex asesor de Alberto Fujimori, Vladimiro Montesinos, hasta la fecha ha escrito y publicado tres libros: “Peón de ajedrez” (mayo, 2006), “Ídolos de barro. Los demonios de la guerra asimétrica” (setiembre, 2006) y “Guerra sin rostro” (setiembre, 2008). En el año 2006, Oscar Ramírez Durand, también publicó su libro titulado “El megajuicio de Sendero”. Pareciera que la lógica fuera: violar la ley, ser condenado, escribir y publicar un libro para mantener –u obtener– una fama que muchos personajes de la farándula envidiarían y para conquistar tribuna en cualquier espacio y tiempo, generando controversias nada positivas para la unidad nacional. “Hagamos una democracia de verdad, pero aprendamos a enfrentarnos firmemente a los que traen terror y odio”, sostuvo Alan García, en la ciudad de Ayacucho. Evidentemente, la condición de “persona humana” no la perdemos bajo ninguna circunstancia. Y las libertades de opinión, expresión y difusión del pensamiento (inciso 4 del articulo 2º de nuestra CPP), son fundamentales en una democracia, aunque no tan sólida como la nuestra, porque la fortalecen, la consolidan, la hacen más fuerte, y porque constituyen su razón de ser desde sus orígenes. Restringir estas libertades, es intoxicar la naturaleza espiritual e ideológica de la democracia, y es entorpecer el aporte individual que somos capaces de proporcionar, a favor de su evolución histórica, aun, cuando determinadas circunstancias, nos condicionen a pensar, desear y hacer lo contrario. Y también tenemos derecho a mantener reserva sobre nuestras “convicciones políticas, filosóficas, religiosas o de cualquiera otra índole” (inciso 18, artículo 2º de la CPP). Hablar o guardar silencio. La decisión le compete, sólo y exclusivamente, a cada individuo.

viernes, 11 de septiembre de 2009

LA EDUCACIÓN INICIAL: UN CASO PARTICULAR

En la ciudad de Lima, en una institución educativa del nivel inicial, se presentaron indicios para sospechar que los niños y niñas de un aula de 3 años, eran víctimas de maltrato físico y psicológico. Además, ya se había constatado que la profesora responsable del aula en mención, había jalado los “moñitos” a una niñita y a otra le había jalado de las patillas. Estos dos casos fueron admitidos por la propia profesora en una reunión de aula, solicitada por los padres de una de las niñitas maltratadas. Los otros indicios, eran heridas hechas con uñas detrás de las orejas de un niñito y moretones en los labios en otra alumna. Frente a estos hechos, la profesora dio una explicación, que por sí sola resulta convincente. Son niños pequeños, y tienden a maltratarse mientras juegan, o ya vienen de casa, “agresivos”; pero también aprovechó a justificar su incapacidad para evitarlos. Mencionó que tiene a su cargo 28 niños y niñas y que no tiene ojos para todos. Pero también tiene frases muy comunes frente a la exigencia de explicaciones por parte de los padres de familia ante un posible maltrato que haya sufrido su hijo o hija pequeña. “No soy niñera”, “no soy la nana de su hijo”, “no es mi responsabilidad”, y otra bastante agresiva y visiblemente irrespetuosa: “si no le gusta, puede llevarse a su hijo de aquí, las puertas están abiertas”. En consecuencia, un grupo de padres redactaron un documento dirigido a la directora de la institución educativa, a quien solicitaban una reunión en la que ella esté presenta y escuchar de parte de la profesora, lo que estaba pasando en su aula, así como, explicar su método de “trabajo”. Lo sorprendente de todo esto, es que en la reunión estuvieron presentes, además de la profesora en cuestión, todo el personal docente del turno mañana, todo el personal de auxiliares de educación, miembros de la junta directiva de la APAFA, y la coordinadora del mismo turno, excepto, la Directora. Sólo 5 padres de familia señalaron que la profesora maltrataba a los niños y que su actitud hacia los padres y madres, no era respetuosa ni la más adecuada. El resto de ellos y ellas, cambiaron su versión respecto a la expresada fuera de las aulas, en los días anteriores a la reunión. Señalaban que tenían temor a la profesora y que podía vengarse maltratando aún más a sus hijos pequeños. Que ya la conocían, que tenía carácter fuerte, y cosas así. Irónicamente, en su discurso, la profesora cuestionada, admitió haber jalado las patillas a un niñito, porque su mamá le había “autorizado”. Es decir, si los padres le autorizan a maltratar a los niños y niñas bajo su responsabilidad, ella, gustosamente, lo haría. Sin prejuicios, sin recato, sin vergüenza alguna. “No quiero padres negativos”, enfatizó en una reunión anterior. Para ella, “negativo”, es sinónimo de “no colaborador”, y colaborar, para ella, es sinónimo de “dar cuotas”. Cuotas antojadizas y no necesariamente justificables. Como por ejemplo, 60 soles por alumno, para comprar un juguete para ser entregado en navidad a cada uno de los niñitos y niñitas. Pero ella, elegirá el juguete “educativo”. Un mismo juguete para todos. La ironía y la testarudez, elevada a su máxima expresión. Pretender forma alumnos en serie, en esta época de globalización y de cultivo de la tolerancia mutua; es una presunción que se nos presenta como una sorpresiva torpeza, merecedora de todo cuestionamiento, de todo rechazo, y de todas nuestras fuerzas para combatirla hasta eliminarla. Porque atropella el abanico de habilidades cognitivas y procedimentales que distinguimos en todo grupo humano, como es un aula de escuela. E indigna, porque a la escuela le toca, en principio, respetar a la persona humana, en todas sus dimensiones. Las pequeñas personitas que diariamente van a sus aulas, merecen toda la ayuda y cuidados necesarios. Docente que ignora esto, deja de serlo. Sin embargo, la docente de aula en cuestión, parece no distinguir entre el local de su sindicato y el aula de la escuela. Parece ignorar que todo maltrato, además de ser punible, puede manifestarse en palabras, gestos, muecas y en infinitas posiciones corporales. En suma, ignora que “la letra con sangre entra”, es un lema –trágico, por cierto– que perteneció a una época que después de muchos esfuerzos estamos manteniéndola sepultada, muchos metros bajo tierra. No distingue tampoco, una calle asaltada por una turba de protestantes exigiendo aumento de sueldo, y un grupo de padres de familia que sólo exige buen trato, honestidad y profesionalismo, para ellos y para sus hijos e hijas. Que este caso esté sucediendo en otras instituciones de educación inicial (sean del sector público o privado), de nuestro país, es motivo suficiente para reflexionar profundamente y para sospechar que algunas instituciones educativas son islotes que parecen pertenecer a espacios ajenos a la jurisdicción de nuestras autoridades y de nuestras leyes. La tarea es de todos, liderados por el Ministerio de Educación, obviamente.

jueves, 10 de septiembre de 2009

“JUSTICIA SOCIAL”, REFLEXIONES SOBRE UNA UTOPÍA

La “Justicia Social” es una frase en torno a la cual fluyen infinidad de nociones e ideas sobre su concepto o significado. Nadie tiene claro lo qué quiere decir, sin embargo es una de las frases que moviliza voluntades y genera expectativas, de preferencia, en los estratos sociales víctimas de “injusticia social”. Friedrich A. Hayek, economista vienense y ganador del Nobel en 1974, dedicó gran parte de su vida, al estudio de ella. Y en 1976, en un ensayo que tituló “El atavismo de la justicia social”, desarrolla y expone ideas que consideran “carente de sentido” a esa frase. Si nuestra sociedad, siendo ahora una sociedad de hombres libres, cada quien con necesidades, expectativas e intereses particulares, además con particulares capacidades y potencialidades (sin considerar obviamente, las oportunidades y el contexto), cómo podría concretizarse la justicia social. Cómo atender la diversidad de necesidades y demandas de los hombres libres, si cada quien tienen su forma, maneras e intensidad de expresarlas, de tal forma que el resultado de dicha atención pueda ser considerado “igual” o “justa”. El sentido común nos señala que “justicia social” quiere decir “justicia colectiva” o justicia para todos. Satisfacer a todos, a tal punto que todos queden convencidos que han sido atendidos con justicia. Han sido satisfechas sus necesidades, por muy particulares que sean. Evidentemente, no es más que una utopía, un atractivo —casi celestial— sueño que ciertos filósofos, ideólogos y políticos se dedicaron a difundir y vender en el afán de hacerse del poder, quizás en algunos casos, en el afán de construir una sociedad humana sin contradicciones ni conflictos bélicos. En el no tan extremo de los casos, algunos ideólogos parecen propugnar una convivencia civilizada en la cual la “justicia social” signifique atención a las necesidades humanas en función a las demandas y requerimientos de las mayorías. Someter a las minorías, a la voluntad de las mayorías. Y que para no muy pocos, esto sería el real significado de “democracia”. Un ideal, no hay duda, inconcebible desde la perspectiva de las libertades humanas, sostenidas por el principio del respeto al individuo y a las diferencias entre ellos. (Principios estos, considerados arquetipos del llamado “neoliberalismo”). Hayek, se consideró un fracasado en el intento de descubrir un significado de lo que se llama “justicia social”. Y que podría ser una extensión de nuestros instintos primitivos cuando habitábamos en pequeñas hordas de cazadores y era necesario distribuir la presa para la conservación de la horda como tal. Pero, en nuestra civilización actual, ello resulta una utopía. Si la razón primordial e insoslayable, es la conservación de la especie, las situaciones actuales que podrían considerarse “injusticia social” (donde gran número de seres humanos viven en condiciones deplorables y totalmente dañinas para su existencia), no obstaculizan la conservación de la especie en el orbe. Como vemos, la población mundial ha crecido, desarrollo científico y tecnológico a favor de una mejor forma de vida, eliminación —y en otros casos, neutralización— de epidemias y pandemias mortales, mayor esperanza de vida, mayor preocupación e inversiones en la protección del ecosistema, creación de regímenes políticos que promueven y facilitan la inclusión social, etc. Innegablemente, ello ha ido de la mano con diabólicas y masivas mortandades, fenomenales guerras fratricidas, genocidios y hurtos a gran escala, envenenamientos ideológicos que reducen al ser humano al nivel de un ser vivo no racional y no pensante. Nace entonces, la necesidad de apostar por una convivencia terrenal que permita la concreción de una vida satisfactoria, elevando a la persona humana al más alto nivel de respeto y consideración por su naturaleza. No carece de sentido la frase “justicia social” en sí, parecen carecer de sentido las intenciones de quienes la utilizan y lanzan a diestra y siniestra con el mero objetivo de seducir auditorios y conquistar aplausos sin considerar el “tráfico de esperanzas” que realizan. Si hoy en día, resulta utópica la acepción común de “justicia social”, señala entonces la necesidad de construir una nueva categoría que guíe nuestras utopías de una convivencia humana satisfactoria, por un camino que haga sentir su factibilidad.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

LOS MODELOS EN LA ESCUELA

Sabemos que el fin último de la presencia de los alumnos y alumnas en la escuela, es el aprendizaje. De acuerdo al nuevo enfoque, es construir sus propios conocimientos mediante el proceso de mixtura de sus conocimientos previos y los nuevos —facilitados por quien ejerza el papel de “facilitador/a”— en el afán de solucionar los problemas que le presenta la vida en su desarrollo y crecimiento como persona, dotada de atributos, tales como: la cognición, la voluntad, la afectividad, etc. Es lo que se denomina “aprendizaje significativo”. Este aprendizaje tiene que ser —y es— medible. Es la exigencia de la educación formal. Esta medición del aprendizaje, con la subsiguiente e inevitable situación de “jerarquización” de los alumnos y alumnas (los excelentes, los buenos, los regulares, los malos, los pésimos y los inútiles), pasa por un proceso de evaluación. Precisamente, es en este proceso de evaluación, donde se generan relaciones extraordinarias entre padres y madres de familia, docentes y directivos de la institución educativa. El Art. 53 de la Ley General de Educación, señala que “el educando es el centro del proceso y del sistema educativo”, en ese sentido, todas las preocupaciones y responsabilidades se sostienen en monitorear y evaluar el aprendizaje de aquel. Al finalizar el año lectivo, podemos observar la presencia de padres de familia o apoderados, sumamente preocupados, tristes, apenados, revelando un estado de ánimo estresado; sin embargo, prestos a involucrarse en un sinfín de relaciones con el único fin de que su tutelado o hij@, “apruebe” el año escolar. Quizá, para muchos, esta situación ha dejado de ser extraña y puede que haya llegado a formar parte de su diario vivir. La conducta de docentes, de personal directivo y de padres de familia es preocupante. Obviamente, la responsabilidad mayor, recae en los docentes, porque ellos son los llamados —dada la responsabilidad que conllevan, como es la de formar e instruir a jóvenes y convertirlos en honrosos y probos ciudadanos para que, llegado el momento, puedan dirigir con dignidad, moralidad, inteligencia y respeto a las leyes y normas de bien común, la sociedad a la que pertenecen— a dar el buen ejemplo. Si entre los tres componentes de la evaluación (cognitivo, procedimental y actitudinal), juega un papel fundamental e importante, el actitudinal; podemos concluir que vamos por mal camino y no lograremos la formación de nuevos y más dignos ciudadanos. El ejercicio de contravalores asumido por el personal docente, centrado en el “tráfico de notas”, llegando al extremo de solicitar otros objetos de valor a los propios alumnos —“si no tienes plata, dame tu reloj, pues”—, a cambio de subir unos cuantos puntos y poder alcanzar la tan anhelada “nota aprobatoria”, marca una controversia y un visible obstáculo que trabaría el logro de los objetivos de la educación peruana. Si a ningún individuo se le puede eximir de la responsabilidad de sus actos, no cabe aquí justificación que valga. Que “ganamos muy poco”, “pero no se les pide mucho”, “además todo cuesta”, “ellos son los que ofrecen”, “esto viene desde arriba”, etc. Realidad insólita que ha llegado a institucionalizarse y a formar parte de la cultura personal de cada uno de los individuos involucrados en una institución educativa; además, es una situación que parece ser no solucionable. Así pues, todas aquellas campañas mediáticas que tienden a “sembrar valores” están destinadas a fracasar. Si pensamos en aquellos alumnos que sonrientes y optimistas nos confiesan “ya conseguí las diez ‘lucas’ para el de matemáticas”, “ya ‘conversé’ con la de biología” o “ayer fui a la casa del de química”, etc., y los ubicamos en una situación imaginaria en un futuro no muy lejano, interactuando en esta sociedad y “devolviendo” lo que recibieron; seguramente, serían casi nulas las razones para sentirnos gozosos. No podemos negar la influencia de personas significativas o “modelos” en nuestro permanente proceso de desarrollo y crecimiento físico, cognitivo, psíquico, conativo; todo ello enmarcado dentro de una determinada realidad social. Y el(la) docente, principalmente, es una “persona significante” y un “modelo” para sus alumnos y alumnas. Aunque —lo dudo mucho—, ellos lo ignoren. Obviamente, en esta sociedad mundializada —reconozcámosla o no—, la socialización es un proceso compartido. Existe una corresponsabilidad entre la familia, la escuela, los medios de información de masas, la empresa, los grupos de amigos; por mencionar a los más notables. Claro está, la socialización se inicia desde el momento mismo de la concepción, y el nuevo individuo nace en una familia y el tiempo de sus primeros años lo dedica al seno familiar; sin embargo, esa familia está inmersa en un conglomerado y complicado proceso de interrelaciones, generando y nutriendo patrones de conducta, los mismos que son transmitidos a ese nuevo individuo, incluso, antes de nacer. Aún así, docentes, no hay disculpa que valga para esas actitudes que promueven y fomentan la práctica de contravalores en los educandos. El Art. 8 inciso a; de la Ley General de Educación, señala a la ética como uno de los principios de la educación peruana. (el Art. 31 , inciso b; de la misma Ley; ratifica el desarrollo de valores en el educando). La formación actitudinal es el pilar en el cual descansan los conocimientos construidos. De nada vale un profesional con un alto rendimiento académico, eficiente y muy inteligente; si sus valores no se ajustan a los patrones de respeto mutuo, equidad, honestidad y servicio humanitario. Por ello, ahora, la inteligencia emocional y la autoestima, se están convirtiendo en los nuevos paradigmas de todo proceso educativo formal. Precisamente, la escuela, es un lugar de “modelos”. El educando observa, clasifica, selecciona, elige y juzga. Y como todo ser humano, estudia las probabilidades de “costo-beneficio” antes de tomar una decisión y subordinar su conducta a ella. Pero, esto no queda ahí. Las personas que asumen el papel de docente de aula, tienen el poder en sus manos en lo que a notas y calificaciones se refiere, y los alumnos lo saben muy bien, por ello no tienen otra alternativa que ceder a la tentación de “negociar” sus calificaciones, sin el más mínimo escrúpulo, otorgando a esta desviación de la conducta social, caracteres de “normalidad”. “Normal, no más”, repiten ellos y ellas, una vez alcanzado el objetivo de modificar sus calificaciones a su favor. La escuela, la educación formal, indudablemente, está en crisis.

domingo, 6 de septiembre de 2009

VIOLENCIA DE CADA DÍA

El miércoles de la semana que ha pasado, el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, a través de su Oficina de Relaciones Públicas, emitió un comunicado oficial, dando cuenta del saldo de un combate entablado entre patrullas de las fuerzas armadas y narcoterroristas en una localidad de Huancayo, donde resultaron heridos 03 efectivos militares. Al siguiente día, emite otro comunicado (Nº 035-2009-CCFFAA), donde da cuenta que el “helicóptero FAP MI-17 Nº 640, fue impactado por proyectiles de armas de fuego de los delincuentes narcoterroristas”, en la operación de rescate del personal herido, el día anterior, con el trágico saldo de 3 efectivos fallecidos y 5 heridos. Es de conocimiento que estos patrullajes se realizan en el marco de un operativo conjunto de reconocimiento y búsqueda de delincuentes narcoterroristas en esa zona declarada en estado de emergencia, que se viene realizando desde el pasado 27 de Agosto, aunque el helicóptero utilizado, haya sido de transporte y no de combate. No obstante, estos hechos lamentables han sucedido en días en los cuales el Ministro de Defensa, ha expresado que sería muy positiva la colaboración de los norteamericanos para la lucha contra el narcotráfico. “Lamentablemente no contamos con la ayuda norteamericana para la lucha antisubversiva, que ahora se encuentran mezclada con el narcotráfico en la zona del VRAE”, manifestó. Tales expresiones, en un comunicado oficial del Ministerio de Defensa, se considera que han sido tergiversadas al interpretarlas como una solicitud o insinuación, de parte del Ministro Rey, a que Estados Unidos tenga una base militar en el Perú. En tanto, por cuestiones de seguridad, el ingeniero Fernán Valer Carpio, recientemente nombrado nuevo titular de la Secretaría Ejecutiva del Grupo de Trabajo Multisectorial VRAE, ha suspendido su reunión de coordinación que tenía programada con los alcaldes y otros representantes de la sociedad civil organizada en la localidad de Pichari. Pero para Luis Giampietri, Fernán Valer, no sabe realmente qué es lo que tiene que hacer este señor ahí, porque no comanda a nadie, a ningún instituto armado del país. Mientras que en el Congreso de la República, ante el pedido de un minuto de silencio por los efectivos militares abatidos en el enfrentamientos, se armó un debate confrontacional porque la bancada fujimorista se retiró del hemiciclo, al considerar que esa actitud es “hipócrita y cómplice”, y lo que debiera hacerse es que el Presidente de la República se ponga “los pantalones” aunque eso le cueste la cárcel como a su antecesor condenado a 25 años de prisión, en palabras de la congresista Martha Moyano. “Yo soy una víctima del terrorismo”, dijo la congresista, y que no sólo se trata de aumentar el presupuesto, como así lo sostuvo el ex Premier, Yehude Simon. “El tema es exclusivamente económico”, dijo el ex Premier. A su vez, el Primer Vice-Presidente de la República, Luis Giampietri, sostiene que la alternativa es declarar a la zona, como una “zona de combate”, lo que implicaría desalojar a todos los civiles que viven en ella porque dificultan el trabajo y dan pie a que después las ONGs denuncien a los oficiales ante los organismos de derechos humanos. “Así no se pueden pelear”, sostuvo Giampietri, porque lo que se necesita es un comando unificado. Una vez reanudada la Sesión del Pleno, Carlos Raffo, declaró que en Junta de Portavoces del Parlamento, se había acordado invitar al Ministro de Defensa, pero no para interpelarlo, ni para sacarlo ni para “fregarlo”, sino, para que informe de la situación y para que solicite al Congreso lo que necesita en aras de mejorar el trabajo de su portafolio en la lucha contra ese flagelo que parece difícil de combatir, porque ellos (los fujimoristas), creen en la “capacidad y buena voluntad” del Ministro Rafael Rey. Hasta el cierre de esta edición, el Ministro Rafael Rey, informaba al Congreso, los sucesos en los cuales tres militares perdieron la vida, y otros habían resultado heridos. Para Ollanta Humala, líder del Partido Nacionalista, el Rafael Rey debería dejar el Ministerio porque ha fracasado la estrategia aplicada en el VRAE, también señaló que esto significa “un fracaso del gobierno en su conjunto”. Otra percepción de tiene el Director de APRODEH, Miguel Jugo Viera, señala que a partir de un paquete de decretos dados en este gobierno hace un par de años atrás, es “obligar a la Policía Nacional a hacer uso de sus armas en cualquier situación”, y esto se corrobora con un proyecto que la congresista Mercedes Cabanillas ha presentado en la que se faculta a los miembros de la Policía Nacional a hacer uso indiscriminado de sus armas ante una determinada situación hostil. “Ese es un tema muy peligroso”, concluyó Miguel Jugo. “A través de los antagonismos no vamos a solucionar nada” dijo Luis Giampietri en su intervención en el Pleno del Congreso, y también reconoció que “no es solamente en la parte militar y en la parte económica en la que estamos mal”, sino, afirmó, es en el concepto que tiene la población de las fuerzas armadas, “El estado que no se defiende es un estado débil”, puntualizó. Sin embargo, esta última frase, puede ser utilizado por quienes pretenden reducir el problema de la violencia armada y de la delincuencia narcoterrorista, a un punto en el que la única alternativa de solución, sugiere un tratamiento exclusivamente militar. La experiencia de las últimas décadas, le restan valor y racionabilidad a este tipo de pensamiento, aún así, el gobierno extendió por 60 días más, el estado de emergencia en la zona del VRAE.