miércoles, 24 de agosto de 2011

HECHOS Y NO PALABRAS

A dos semanas de iniciarse la gestión del nuevo gobierno, las dudas, sorpresas y desconfianzas, son las que prevalecen y campean en todos los sectores del país. Empresarios, fuerza armadas y sociedad civil, están inmersos en un clima de incertidumbre ante las decisiones gubernamentales, en el caso de nombramientos de personal de confianza en el sector público. La jefatura de la SUNAT, del INDECI y en los institutos armados, son algunas de las muestras de esas “decisiones sorpresa” que en la semana que pasó, sorprendieron al país entero.
Pero las sorpresas se sobrecargan con la actitud presidencial de guardar silencio y no aparecer en público, cual si fuera un monje que ha hecho “votos de silencio” para guarecerse de por vida en esos internados donde ni el hecho más terrorífico logra impactar en su tranquilidad y eterna meditación. "Estamos ante un gobierno de mudos", advirtió Víctor A. García Belaunde; por su parte, más contrariado y menos diplomáticos, el congresista Mauricio Mulder, interpretó este periodo de silencio presidencial, como un periodo en el cual "están matando sus pulgas".
Parecería que en pocas frases, ahora célebres, Ollanta, ya lo dijo todo; o quizá sea mejor, según sus confiables y cercanos asesores y consejeros, que no diga nada más, porque cada vez que dice algo, le mueve el piso a todo mundo. “El debate político real hoy día se encuentre en las calles, y no en el Congreso”, por ejemplo, es una de sus frases que ha calado indeleblemente en la opinión pública.
“La prensa sigue haciendo daño, pero ya no pone ni saca presidentes”, es otra de las frases de oro expresadas por nuestro Presidente. Sin embargo, la que se lleva el galardón de la celebridad, por el remezón político causado, es aquella con la que dio inicio oficial a su lustro gubernamental: “Juro por la patria, que ejerceré fielmente el cargo de Presidente de la República que me ha confiado la nación…, honrando el espíritu, los principios y los valores de la Constitución de 1979…”
Mientras que todo mundo se preguntaba ¿Qué pasará con el espíritu, los principios y los valores de la Constitución de 1993?, la congresista Martha Chávez, optó por asumir una actitud de rechazo hepático e infantil a la juramentación presidencial, en el interior del Congreso y durante todo el mensaje a la nación dado por Ollanta Humala, el 28 de julio, sin importarle la presencia de invitados venidos de distintos lugares. Hizo méritos para ganarse una suspensión de sus funciones congresales, sin goce de haber, por un periodo de 120 días.
Por otro lado, la presencia de Nadine Heredia, esposa del Presidente y ya convertida en primera dama, en escenarios oficiales y protocolares, cual si fuera una funcionaria pública, empezó a generar miradas de reojo y puntos de vista, no todos satisfactorios ni favorables para ella.
Pero su presencia no ha sido lo único que ha generado desacuerdos y fricciones al interior y fuera de la agrupación política que llevó a la presidencia de la república al padre de sus hijos. Ahora, que la SUNAT esté siendo jefaturada por su prima Tania Quispe Mansilla, la situación se ha convertido en una fuente de especulaciones y resentimientos. Para Gonzales Izquierdo, reconocido economista peruano, es una mujer que “sí cumple con el perfil para ser jefa de la SUNAT”. Igualmente, Miguel Castilla, Ministro de Economía, declaró haber sido quien hizo la propuesta porque no duda de su competencia y profesionalismo.
(No sucede lo mismo con el nombramiento del nuevo Jefe del INDECI. El premier Salomón Lerner, ya anunció que sería reemplazado si no cumple con el perfil requerido para el cargo).
El indulto presidencial, es otro caso que ha jugado un papel protagónico, en la semana que pasó. Aríspides Ramos, es el primer reo en cárcel que recibe la gracia presidencial del indulto por razones humanitarias, al padecer un cáncer hepático en fase terminal. El Arzobispo de Huancayo, Monseñor Pedro Barreto Jimeno, fue quien ha intercedido para que esta decisión presidencial se concretice después de varios meses del pedido que hizo la señora Bethy Gaspar, esposa del beneficiario, actualmente internado en el hospital Daniel A. Carrión.
Sin embargo, las buenas prácticas solidarias y redentoras del presidente Ollanta, se han visto opacadas porque fueron realizadas en la misma semana en la que Isaac Humala, Padre y abogado de Antauro Humala, condenado a 25 años por homicidio agravado y secuestro, declarara que su hijo no ha cometido el delito de homicidio, sino, de sedición.
A esta declaración, se suma la del propio Antauro. En una entrevista dada a una revista de circulación nacional, desde el penal de Piedras Gordas donde se encuentra recluido, aseguró que su indulto, “es cuestión de tiempo”, porque “la mesa está servida”. Ello fue suficiente para levantar el telón de la comedia política que cautivó la atención del país entero. El segundo vicepresidente de la república Omar Chehade, mostró una postura favorable al indulto de Antauro, y no al de Fujimori recluido en la DIROES. “Antauro es diferente a Fujimori, puede ser indultado”, declaró.
Yehude Simon, congresista de la república, zanjó el tema, declarando que primero es necesaria una reconciliación del país ante tanta violencia que se ha padecido. "Si no hay un acto de perdón, de arrepentimiento verdadero, entonces sería poco serio indultar a alguien que participó en hechos de violencia", aseveró Simon Munaro.
Pero nada, como el intento de limitar la libertad de expresión, para llegar al límite de las intrigas y tenebrosas sospechas. Primero, fue la idea de restringir las declaraciones de los Ministros de Estado, a temas de su competencia o de su portafolio (según el Oficio N°020-2011-PCM/DM), al amparo de una necesidad de “cohesión política” por parte del nuevo gobierno; luego, la reducción del número de periodistas que cubren las novedades sucedidas en el recinto parlamentario. De pronto, emanaba el desagradable aroma que precede al nacimiento de todo autoritarismo que pretende apoltronarse en el poder escudándose en la voluntad de las urnas.
García Belaunde, mostró su desacuerdo, “¿Si no hablan los ministros, quién va a hablar? ¿La secretaria, el edecán, el asistente, el chofer, el portero?”, se preguntó sorprendido, sin poder ocultar la ironía de sus palabras. Yehude Simon, dijo que “depende de la personalidad de cada cual”. Javier Diez Canseco, congresista del oficialismo, también mostró su disconformidad con esa decisión, "No se les puede prohibir, sería inviable", declaró.
“Nosotros necesitamos de la prensa para informar al público lo que hacemos”, fue la opinión de Heriberto Benítez, sobre el tema. Mauricio Mulder, de igual modo, “Necesitamos de los periodistas sólo cuando estamos de candidatos” y después nos olvidamos de ellos, comentó, mostrando su desacuerdo con la medida.
Ante el sobresalto que estas decisiones provocó en el país; inmediatamente, los aludidos se presentaron en diversos medios a contradecir o aclarar los malos entendidos, o como se dice, a “poner seda al guante”. El Premier, aclaró que no se les ha prohibido a los ministros, declarar a la prensa. Sin embargo, viene como anillo al dedo, las declaraciones del economista Gonzales Izquierdo, cuando dice: “Tú no sabes lo que va a pasar en 10, 15 años, en el Perú”. Lo que nos obliga a rememorar la célebre frase que pronunció un ministro hace 20 años, en horas de la noche: “¡Qué Dios nos ayude!”.