miércoles, 16 de julio de 2014

A PROPÓSITO DEL PROYECTO DE LEY DE LA UNIÓN CIVIL

En mi país (Perú), con fecha 12 de setiembre de 2013, ingresó al Congreso de la República, el “Proyecto de ley que establece la unión civil no matrimonial para personas del mismo sexo”; pero en el primer trimestre del presente año (2014), es cuando se genera el debate por su aprobación.
Contra todo pronóstico, el debate salió del congreso y se instaló por un largo par de meses, aproximadamente, en la opinión pública. No fueron ajenas las instituciones religiosas que, para envidia de las agrupaciones políticas que pugnan por el poder político, lograron presentar un millón de firmas en contra de la aprobación del citado Proyecto.
No obstante, después de la no aprobación del Proyecto, aún permanece el debate sobre la viabilidad de una relación sentimental homosexual, paralela a la familia basada sobre la relación heterosexual, como una institución con casi las mismas prerrogativas de ésta.
En la institución familiar vigente, los contrayentes se denominan, "esposos"; mientras que en la propuesta de la Unión Civil No Matrimonial, se denominarían “compañeros civiles”.
Pero más allá de las dimensiones jurídicas, religiosas y morales que podrían verse involucradas en el tema, aparece también la dimensión académico-científica, si se quiere llamar así, específicamente la teoría sociológica del género, que lo considera un producto social. Es decir, no se nace hombre o mujer, sino, se aprende en el largo y permanente proceso de socialización.
Precisando. Soy hombre porque la sociedad me ha construido así. Soy mujer porque la sociedad me ha construido así. Desde esta lógica se desvirtúa el orden natural de la heterosexualidad. Desde otro ángulo, la opción sexual sería una opción que cada individuo elige consciente y voluntariamente. ¿Desde qué edad? Es una pregunta aún sin una respuesta consensuada académicamente.
Una contradicción implícita, obviamente. Si ser hombre o ser mujer es producto de la socialización; ¿qué agente socializador construye al individuo no-hombre y al individuo no-mujer? ¿El Estado? ¿La iglesia? ¿La escuela? ¿La familia? ¿La televisión? ¿El centro laboral? ¿Los amigos? ¿El internet? Etc.
Pero si leemos el Proyecto de Ley indicado, considera que “la orientación sexual es una característica innata de la persona humana”, y siendo así, es una orientación que la misma persona “no elije ni puede alterar”. En consecuencia, ser homosexual no es una opción; es una determinación natural.
Obviamente, el debate se extenderá en la diferenciación entre las siguientes categorías: género, sexo, sexualidad, orientación sexual, etc. Nuevamente, entonces, forzando a la teoría para que encaje con la “realidad” -¿que deseamos?-.