domingo, 31 de julio de 2016

UN MENSAJE DE SUEÑOS



Hemos iniciado, en contra de todo pronóstico sobre el péndulo de la democracia peruana, un cuarto quinquenio gubernamental consecutivo, liderado por un civil democráticamente elegido, según nuestras normas electorales. Y ello basta para aplaudir nuestro primer gran logro en dos siglos de vida republicana; vida republicana que la hemos dedicado a luchar contra los caudillismos y militarismos que han hecho de las suyas, inconsultamente, dañando e interrumpiendo la formación ciudadana del país, amén de otros repugnantes crímenes.



No obstante, el primer mensaje a la nación de Pedro Pablo Kuczinsky, ha sido un mensaje de esperanza, de anhelos, de sueños, reconocido por él mismo, cuando dijo: “Estos son los sueños que se permite tener un Presidente el día de su juramentación”; pero es un sueño de 200 años, los mismos “sueños de los fundadores de nuestra República”: “Libertad e independencia del poder foráneo para construir un país próspero bajo el imperio de la ley”.

Cuando es sumamente difícil y casi imposible aspirar a ser un país independiente del poder foráneo, si tenemos una deuda externa, realmente impagable. Cuando es una utopía ser un país independiente, si tenemos un modelo económico al servicio de corporaciones económicas trasnacionales. Cuando nuestras materias primas están siendo vendidas al mejor postor, y las ganancias obtenidas no se ajustan a la idea de la redistribución equitativa de la riqueza. Es imposible, una alucinación, pretender ser un país independiente, económica y políticamente, en estas inhumanas y antipatriotas circunstancias.

Ha sido un mensaje lleno de esperanza e ilusiones; una “música celestial” diría un representante de los dueños del mundo y del planeta, en los años noventa[1]

No bastó compartir y contagiar los sueños, expresados poéticamente, para los aplausos y las fotografías, después de 25 años de la imposición de un programa económico inhumano y antipatriota, con el consentimiento de quienes continúan gobernándonos: la mal llamada “clase política”, que tanto daño ha hecho al país, al estado y a la ciudadanía. 

Bien pudo presentar, paralelo a la poesía leída a la nación, proyectos de ley para que el Congreso, en cumplimiento a sus funciones constitucionales, los gestione como corresponde. Sí pudo presentar proyectos de ley o iniciativas legislativas, porque así lo manda la Constitución, en su artículo 107[2]. Por supuesto, que a la ciudadanía también le corresponde presentar iniciativas legislativas e incluso de reforma constitucional, conjuntamente con otras instituciones, pero pudo haber sido un buen gesto y la prueba tangible de las buenas intenciones del nuevo Presidente de la República Pedro Pablo Kuczinsky, acompañar a su bonito discurso, de proyectos de Ley, a fin de confirmar la intención de sus innumerables sueños.

Si bien es cierto, ha reconocido los esfuerzos de los anteriores presidentes[3], su deseo de una “revolución social”, ha dejado cierto aroma a un nuevo inicio, a un nuevo comienzo, a una nueva partida, como aquellas que muestran los superhéroes. Aquellos que todo lo pueden, y son los únicos que lo pueden, arguyendo que, con ellos, la historia inicia de nuevo.

Y el más grande de los sueños compartidos, por el nuevo Presidente, es casi una ironía: convertir al Perú, en cinco años, no solo en un país moderno, sino, en un miembro de la OCDE[4]. Cuando uno de los objetivos de la OCDE, es estandarizar políticas económicas entre sus miembros. Obviamente, no es una beneficencia, ni un grupo de presbíteros o filantrópicos. Además, los programas económicos en países como los nuestros, a la fecha, no han sido programas de ayuda humanitaria, ni nada por el estilo. Y la idea de integrar a Perú a la OCDE, a fin de mejorar la redistribución de la riqueza; realmente, es una ironía… Ha sido un mensaje de sueños[5], de sueños muy caros, e impagables.



[1] Frase irónica del presidente del Consejo Directivo del FMI, Michel Camdessus, en respuesta a las medidas económicas extremas de regulación de la economía peruana, anunciada por Alberto Fujimori, en su primer gobierno, en el marco de la implementación de medidas neoliberales. 
[2] “El Presidente de la República y los Congresistas tienen derecho a iniciativa en la formación de leyes”. 
[3] Nombrando a uno en particular, a Fernando Belaunde Terry, porque ha sido uno de sus funcionarios; pero también fue funcionario de Alejandro Toledo Manrique, y no lo mencionó, ni por accidente. 
[4] Actualmente, son 34 los países miembros. Chile, es el único país sudamericano. 
[5] El mismo tono, tuvieron los mensajes de los últimos tres gobiernos democráticos: Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala. “Al concluir mi mandato, el Perú será…”.

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